PVP: 336.000 €

Imagen extraída de la web de WestLicht.

Un capricho un poco caro, pero hay gente "p'a tó". Lo que me pregunto es si luego será capaz de usarla o sólo la tendrá en una vitrina para impresionar a las visitas. Porque la cámara funcionar, funciona, lo que no siempre se puede decir de cámaras mucho más recientes, y menos si hablamos de cámaras digitales -de lo que puedo hablar por experiencia- pero eso lo dejamos para otro día.

Este capricho se remató (nunca mejor dicho) el pasado 17 de Noviembre en la 17ª subasta de material fotográfico de la casa WestLicht de Viena. La cámara es la Leica Nº 107 de la Serie 0, que corresponde a la Nº 7 de las 21 que se fabricaron en 1923 como pruebas de mercado antes de su comercialización y en concreto esta unidad fue enviada a Nueva York con el fin de patentarla, por lo que a su vez es la primera Leica que se exportó. Además se da el caso de que sólo otra de estas cámaras ha salido a subasta, de ahí su rareza y por tanto su precio, ¿Qué habrá pasado con las 19 restantes?

Las Leica son las cámaras creadas por Oskar Barnack hacia 1910 con la idea de hacer un aparato de bolsillo, sencillo de usar y transportar. En unos tiempos en los que los fotógrafos usaban grandes cámaras de fuelles y placas de cristal como negativos, la idea tuvo un gran éxito y a partir de ella, sus múltiples imitadores, y nuevos desarrollos basados en sus principios, se creo la industria fotográfica que permanece hasta nuestros días.

Para economías más "modestas" en la misma subasta se vendieron una Leica M3 dorada por 51.600 € y otra negra por 22.800 €. Si los gustos van por las Nikon, también hubo un equipo Stereo-NIKKOR por 39.000 € y una Nikon F High Speed por 19.200 € e incluso unas cuantas cámaras en el orden de 3.500, 6.000 y 9.000 €, pero también del orden de 200-500 € como el equipo Rolleiflex T por 400 € de la foto, hasta hacer unas ventas totales de 1,5 millones de Euros por los 823 lotes vendidos. Es decir que hubo para todos los gustos.


Imagen extraída de la web de WestLicht.

En cualquier caso esta no es la cámara más cara del mundo, el récord lo estableció una Daguerreotype del año 1839 por 580.000 €, fabricada en París por Susse Frères y subastada por esta misma casa WesLicht en Mayo de 2007.

La conclusión tras todo esto es que siempre hay alguien dispuesto a pagar cualquier precio por la exclusividad, o tal vez sólo sea una cuestión monetaria, una inversión. En cualquier caso, como coleccionista no termino de entender esa actitud mitómana de poseer algo sólo por su escasez, por haber pertenecido a alguien o por haber protagonizado un hecho histórico concreto. Me parece mas importante que sean fuente de conocimiento, estudio del desarrollo técnico e historico.

Aunque tal vez sólo sea una justificación y lo que realmente tengo es... envidia.